lunes, 12 de octubre de 2009

Oda al Atlántico, Tomás Morales

El mar: El gran amigo de mis sueños, el fuerte
titán de hombros cerúleos e imponderable encanto:
En esta hora, la hora más noble de mi suerte,
vuelve a henchir mis pulmones y a enardecer mi
canto...

El alma en carne viva, va hacia ti, mar augusto,
¡Atlántico sonoro! Con ánimo robusto,
quiere hoy mi voz de nuevo solemnizar tu brío.

Sedme, musas, propicias al logro de mi empeño:
¡Mar azul de mi patria, mar de ensueño,
mar de mi infancia y de mi juventud... mar mío!

¡Atlántico infinito, tú que mi canto ordenas!
Cada vez que mis pasos me llevan a tu parte,
siento que nueva sangre palpita por mis venas
y a la vez que mi cuerpo, cobra salud mi arte...

El alma temblorosa se anega en tu corriente.

Con ímpetu ferviente,
henchidos los pulmones de tus brisas saladas
y a plenitud de boca,
un luchador te grita ¡padre! desde una roca
de estas maravillosas islas afortunadas...

No hay comentarios:

Publicar un comentario